domingo, 6 de abril de 2014

DEL SÍNDROME DE LARBIN O LA SERVIDUMBRE PATOLÓGICA

Cómo yo tengo par síndromes y una que otra neurosis, leo con avidez lo que de estos temas se me cruza, me sirve para ir dejando el capullo de mi propia estupidez, dejar de ser sujeto de psiquiatras y psicólogos y desplegar mis alas en pos de lo único que para mí vale la pena: LA LIBERTAD, entendida como esa autonomía del ser maduro y evolucionado que le permite optar, elegir, y si acaso, ser útil y feliz.

Apelo a las secuelas que aún quedan de mi formación escolástica, las sazono con irreverencia e iconoclasia y me atrevo a concretar una definición del Síndrome de Larbin: - El síndrome de títere o de lacayo es un comportamiento patológico que ataca principalmente al individuo con baja auto-estima y con proclividad al servilismo y a la adulación, le disminuye su capacidad de análisis crítico, lo bloquea y se traduce en que su actuar es contrario a su dignidad e intereses, defendiendo en cambio los intereses de los que detentan la riqueza y el poder u otros anti-valores que llega a considerar como indispensables (altura social, fama….), así ello conlleve su propia explotación e indignidad-.

Esta vaina me cayó como anillo al dedo bajo dos perspectivas útiles: la primera, yo no sufro de este síndrome, asunto que me alegró; la segunda, me parece que aqueja a buen número de humanos los cuales no son conscientes de su pauperización mental llevándolos a ser sujetos débiles, engrosadores de la masa autómata que degrada la especie y la sociedad.

Los individuos de acendrada religiosidad y poca estructura espiritual lo padecen al deferir la concreción de sus propios valores al líder religioso o al mesías optado sin mayor trabajo cerebral, en su propio detrimento y lo que es peor en menoscabo del respeto y la tolerancia que le deben al que en este sentido piensa distinto; en el síndrome de Larbin se asientan buena parte de los prejuicios que nos aquejan a los humanos y nos impiden ser felices y esto no lo digo yo, ni mas faltaba, sino los que saben, los especialistas.

Se manifiesta también en individuos sometidos a jerarquías castrenses y draconianas (legales o ilegales), en donde el reiterado, “si mi cabo” “si mi sargento”, “sí mi mayor”, “sí mi comandante” termina por secar la materia gris y llevar a la enajenación del propio ser y de la propia identidad. Observen y verán…..solo observen, en nuestro medio el panorama es amplio doloroso y violento, entre legales e ilegales tenemos más de cuatro organizaciones de camuflado, verdaderas máquinas de forjar la servidumbre patológica…. ¿o no?  

Los cónyuges sometidos al poder físico o psicológico del otro pueden llegar a desarrollar el síndrome del sometimiento y el servilismo y se distinguen por que tienen mirada porcina y triste, piel amarillenta y frustración permanente lo que los hace proclives a joder (en la acepción aburridora) a los demás en un inconsciente mecanismo de desahogo. No sé por qué me pongo a pensar en el pobre señor Tatcher o en algunas cabizbajas señoras sometidas frente a su maridos o viceversa o el sometedor mismo frente a sus jefes; esto parece que desarrolla lo que llamamos un círculo vicioso.

Aquellos que a toda hora musitan “mi jefe dijo”, “mi jefe decidió”, “mi jefe ordenó”, bien pudieran padecerlo, una revisadita psiquiátrica y un examen personal no les caería mal, en fin que cada uno se revisará cuando le dé la gana o cuando el dolor y la indignidad lo agobien, me consta, con estas mismas motivaciones me aproximo a mi propia deconstrucción y no me avergüenza reconocerlo, por el contrario me miro al espejo y me digo: “negrura querida (así me decía mi madre), puedes cambiar, si quieres y reconoces las falencias”. Yo particularmente no reconozco jefes, sino responsabilidades frente a gestiones que me encargan. A los que el “poder” los deslumbra puede llegar a quedar descrestados con cualquier pinche alcalde de pueblo. Particularmente, cuando veo a la masa adorar al caudillo o al gamonal de turno pienso en un dicho básico y gráfico que  servía de argumento a mi papá “a santo que caga y mea, el diablo que se la crea”.

Los que se tragan el cuento que los pergaminos existen y que las noblezas y blasones son reales en otros, están casi que condenados a ser lambones y aduladores, arribistas o snob, actitudes que ponen en la antesala del síndrome de Larbin; los que quieren pertenecer al jet set (¿para qué carajo sirve?), a la “crema y nata”, al curubito social, esos que mantienen expuestas sus fotos con personajes y personajillos, bien pudieran padecer también del síndrome de Larbin. Lo que sí es seguro es que no se han dado cuenta que el genoma humano es idéntico para toda la especie y lo demás son cuentos medievales, se los digo yo que he trasegado por la mata de la exclusión y por el humanismo de la inclusión y es en este último estadio en donde he podido acercarme en alguna medida a la excelencia humanística……ahhhhh y me he librado de ambientes hipócritas y aparentadores donde las neuronas brillan por su ausencia.

Seguiré investigando sobre el tema, no me crean, cerciórese cada uno, por ahora quedan inquietudes ¿qué tal que descubramos que existen tratamientos contra la estupidez, la imbecilidad y la güevonada? Podríamos estar salvados.



http://juanitoguanabacoa.wordpress.com/2012/09/05/el-sindrome-del-criado-marioneta-titere-bien-criado-la-salud-publica-y-el-contrasentido/

http://www.agoravox.fr/Actualites/politique/article/le-Syndrome-du-larbin-76062

4 comentarios:

  1. Qué genial está dicho trabajo, no me queda más darle mis felicitaciones por su artículo.... Aquí en mi país hay mucho personajes que padecen ese síndrome patológico

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  2. Espero poder compartir su artículo, lo cierto es que aquí los defensores de lo indefendible, viera aparecen para todos lados parecen ranas en un crike cuando llueve

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  3. La lamboneria es la que ha mantenido este país

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  4. Los seres humanos somos tan vacíos, tan dormidos, que actuamos como títeres de la élite. Ésta Granja humana va, como diría mi abuelita; "De culo pa'l estanco.

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