viernes, 1 de abril de 2011

DE CORRUPCIONES, CORRUPTOS Y OTRAS INFELICIDADES.

"El dinero ha aniquilado mas almas que el hierro cuerpos"
Francis Scott Fitzgerald (1896-1940)

Mientras la sociedad es laxa y permisiva con estos ejemplares de la fauna nacional e internacional, el Diccionario de la Real Academia es bastante duro, porque corrupto no significa otra cosa que dañado, perverso, torcido y si seguimos desmenuzando el significado semántico de estas palabras, tendremos que dañado es malo y corroído; será perverso aquel que corrompe las costumbres, el medio, el estado habitual y sano de las cosas y así podríamos ad infinitum, ahondar, en lo que para la comunidad son estos seres infectos de indignidad, que orondos se pasean, mirando burlonamente a los pobres parias que somos los demás.

Me pica hoy la viperina lengua para decir nombres y sobre todo apellidos, porque son clan, jauría, tienen el mismo código genético, pero triunfo sobre ese deseo por dos razones: la primera, no merecen sus nombres estar en este blog, yo los sanciono con mi desprecio y la segunda, no pude triunfar sobre un aire de arrogancia y pretendo, por lo menos aproximarme, a algunos breves escolios sobre la corrupción, por una única razón: ofende a toda la comunidad y la hace infeliz. 

Un solo ejemplo al canto: nos tienen caminando entre el barro, el desorden, la inseguridad, el caos, la destrucción, la ignominia, la desconfianza, la impotencia, la desigualdad ¿Qué mas queremos?, ¿Qué mas esperamos? Invito a la protesta civil para imponerles la sanción más efectiva: la sanción social de no admitirlos, despreciarlos, darles la espalda, denunciarlos y todo ello en nombre del bien común que pisotearon.

No mas podridos aliados
No estoy hoy de maniquea, ni mas faltaba; detesto esa falsa división entre buenos y malos; esa absoluta y escolástica clasificación que nunca se da en la realidad. Observando y sobre todo aguantando ese fenómeno social de la corrupción, comentándolo con personas evolucionadas y por tanto dignas, he llegado a la conclusión que estos seres, cuyo único dios es el dinero y el poder, están seriamente enfermos del alma. Haciendo eco de la definición gramatical, están realmente dañados, tienen agusanada el alma y cerrada la conciencia, corroídos, necesitados de ayuda, pero en apartado sanatorio, porque para decirlo en lenguaje parroquial, figurado y gráfico, nos pegaron las ladillas, nos manosearon,  envenenaron la sopa y nos dejaron sumidos en el irrespeto.

Dicen los que saben que para los enfermos del alma, la única salvación es que toquen su propio fondo y resuelvan parar, reflexionar, pedir ayuda y retomar el camino hacia la excelencia humana. Pues a darles la oportunidad que lo hagan en la Modelo, en la Picota, en Cómbita, en el exilio, en la ignominia, donde sea, pero que se den cuenta que son seres dignos, que son algo más que estómago, vísceras y bolsillos, algo más que seres que defecan.

Los males sociales, necesitan remedios sociales; solo la permisión, la ignorancia, la indiferencia, los complejos, son el caldo de cultivo para que los corruptos oreen su insanidad mental en el ágora, salgan en las revistas  del corazón y sean  orgullo para anfitriones y arribistas, banqueros y prestamistas, pendejos y esnobistas.
Templemos la cuerda floja por donde caminan

Si queremos construir felicidad social, nos corresponde a punta de desprecio y ley, extraditar a los corruptos a su propio Gulag.

A soto voce les comparto un secreto: el dinero puede ser un útil servidor o un tirano, es cuestión de escoger.